Confiar en el Vidente

En el mundo de la astrología y la videncia, aún hoy en día es común que que surja una des­confianza en la mente del cliente si el astrólogo juega el papel de “sabelotodo” que se ve con tanta frecuencia en las con­sultas en las que el énfasis está en la “lectura” más que en el diálogo de consulta. Pero otro factor relacionado con la confianza es la necesidad de que el astrólogo se sienta cómo­do con y acepte sus propios sentimientos, no sólo las intui­ciones generales que uno pueda tener en una consulta determinada sino también las “vibraciones” que uno siente del cliente. Esto no significa necesariamente que uno debe­ría expresar todos esos sentimientos al cliente, pero “Confía en tus vibraciones” podría ser un buen lema para todos los consejeros, especialmente aquellos que acaban de empezar su práctica profesional.

La situación de aconsejar depende de la conexión (o resonancia simpática) entre el consejero y el cliente, es extremadamente importante ser capaz de eva­luar los propios sentimientos y “vibraciones” por el cliente con cierta objetividad. Naturalmente, una comparación en­tre las dos cartas podría muy bien ser útil para este tipo de comprensión. En algunos casos cuando uno ve que una ma­la conexión no mejora después de una o dos citas con una persona y que la comunicación por lo tanto es bastante extraña y limitada, lo mejor que puede uno hacer por el cliente sería remitirle a otro astrólogo/consejero.

No importa cuanta astrología sepa uno ni las interpreta­ciones y predicciones inteligentes que uno pueda hacer, to­das las propias habilidades pueden ser bloqueadas de ma­nera bastante efectiva por una persona concreta con la que no tenga uno conexión o incluso tenga cierto grado de hos­tilidad. Confío en que muchos astrólogos han notado lo fácilmente que se abren y hacen un buen trabajo con cierto tipo de clientes y, por otro lado, trabajar con otro tipo de clientes es como “sacar muelas” para obtener de uno mismo una visión obvia o incluso una respuesta y confianza moderadamente auténtica del cliente.

De verdad pienso que remitirle a otra persona es una práctica más ética que persistir en hacer lo que los psicólogos/psiquiatras hacen a menudo: es decir, negar la realidad de la falta de energía-armonía con un cliente determinado e insistir en un análisis extensivo de la relación en sí misma — ¡ ¡a costa del cliente! Siento que: si no fluye fácilmente al menos considera la posibilidad de que ese cliente puedo estar mejor con alguien más sintonizado con su naturaleza.